
Desde el budismo los tatuajes tienen un significado mágico en tanto el acólito se centra en el desarrollo de los poderes de su Yo y cumple con los mandatos de "No matar", "No robar", "No mentir"...
Quién exibe esos tatuajes está declarando que cumple con esas reglas, por lo tanto, que es una persona confiable, y se convierte en inmune a todo mal.
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