Rey de los Dioses, y Dios de los Reyes, su vigencia se pierde en el origen de los tiempos, y por supuesto continúa en el presente.
Al haberse hecho evidente al humano observador la regularidad (y grandiosidad) de los fenómenos, esa regularidad, ese Orden, fue atribuido a la voluntad y regencia de Assur.
Obsérvese que la mitra papal es el tocado de Assur. Ellos lo usaban por la forma alargada de sus cráneos.
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