Como todo Dios, el Dios de los Católicos es un Principio que observa la conducta de cada humano hasta en la intimidad de sus pensamientos; y premia o castiga después de la muerte (a la manera de los egipcios).
Creer que la vida es una prueba; que este no es el lugar definitivo, sino un simple valle de lágrimas; que una inteligencia y una justicia superior y perfecta nos va a juzgar y a premiar o castigar es una fórmula moral muy poderosa que resultó bastante efectiva en Oriente Medio durante milenios. Resulta particularmente útil cuando el modelo político es de imposición/sojuzgamiento, en el cual se pide a cada individuo que responda por sí mismo sin mirar a los costados.
martes, 1 de febrero de 2011
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