Usualmente se cree que es el humano el que tiene voluntad, determinación y elige de acuerdo a su conciencia.
¿Es así?
Si estamos adentro de algo que nos constituye, ¿podemos elegir?
Supongamos que elegimos el lado luminoso de la Fuerza, que está ligado a los ideales de bondad, benevolencia y curación social, espiritual, psicológica y física.
Los seguidores del lado luminoso se esforzarán por vivir en armonía con el mundo que les rodea, actuando con sabiduría y lógica antes que con ira y precipitación.
Para alcanzar la armonía con el lado luminoso de la Fuerza, sus practicantes a menudo meditan para despojarse de sus emociones; en particular de emociones negativas como la agresión, la ira, y el odio, pues se piensa que traen la aceptación del lado oscuro.
Los partidarios y profesores del lado luminoso se esfuerzan por mantener la paz y la justicia.
Los aspectos oscuro y luminoso de la Fuerza existen dentro de la forma de vida que los usa, hechos con sus emociones.
Un seguidor del lado luminoso tratará de vivir en armonía con aquello que lo rodea. Se constituirá en comunidades donde rija la confianza mutua, el respeto y la capacidad de formar alianzas.
En contraste, un seguidor de lado oscuro está sólo interesado en él -o ella- mismo. Abatir a una criatura viva usando la Fuerza con cólera, miedo u otra emoción es del lado oscuro.
Abstenerse y despejar a uno mismo de sus emociones es del lado luminoso.
martes, 22 de noviembre de 2011
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